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Ana Elisa P.

Los ojos del corazón. Parte 6, FLEXIBILIDAD.


Todos los días trabajamos fuerte por cerrar la brecha que separa el desarrollo de Ana Lucía con los demás niños de su edad; su lesión cerebral y el retraso generalizado en su desarrollo hacen que ella tenga que esforzarse el doble y el triple para alcanzar los objetivos. Diario tiene dos o tres terapias distintas: neurodesarrollo, natación, lenguaje, equinoterapia, motricidad. Además, tenemos al grupo de médicos que nos han acompañado desde su nacimiento, más los que hemos ido sumando en esta incansable búsqueda de mejorías. Recuerdo cuando empezamos a ir a la equinoterapia, conocimos a otros niños guerreros y a familias tenaces que hacen viajes largos por llevar a sus chiquitos a ese gran espacio de trabajo festivo que es la equinoterapia.

Conocimos a un binomio de tío-sobrino que hasta el día de hoy no le encuentro otra explicación que la de ser unos ángeles con alguna muy importante misión en la tierra.

En la primera exhibición de equinoterapia que llevamos a Ana Lucía a mi me ganó la emoción y recuerdo que le dije a Mario, “esto está muy fuerte”, a lo cual el contestó, “la fuerte es Ana Lucía”. Empezó montando con su terapista y ahora ya monta ella sola, un logro más que sumar a la lista.

Ante este escenario de esfuerzo soy muy estricta con el tema de la televisión, a Ana Lucía le encanta y se emboba frente a ella, pero yo limito los tiempos porque siento que ella no tiene un minuto que perder de su trabajo, sin embargo, la negociación es cada vez mas difícil y ella se impone para ver algún capítulo más de Dora la Exploradora. La gran mayoría de las caricaturas actualmente, no tienen nada que ver con lo que nosotros veíamos de chiquitos, ahora son interactivas, didácticas y bilingües. Dora, además de buscar un sin fin de cosas y resolver acertijos, habla en inglés y en español. Los niños bilingües son más lentos para empezar a hablar, que los que sólo manejan la lengua materna. Por esta razón en la escuela decidieron que Ana Lucía no tome clases de inglés, lo que nos interesa es que hable y ya. Cuando su grupo pasa a clase de inglés ella se queda haciendo otra actividad.

Mi sorpresa fue enorme cuando una noche al acostarla, Ana Lucía, empezó a contar del uno al diez en inglés. Se aplaudía y volvía a empezar. Ese mérito no es mío ni de la escuela, es de Dora. Ella sabe decir espera, wait. Salta, jump. Escuela, school. Estrella, star. Además de contar del uno al diez en inglés y en español. Qué increíble que mientras yo le limitaba la tele ella estaba aprendiendo tanto. ¡Te quiero Dora! Ha sido una gran lección, Ana Lucía ve Dora y, mientras, yo aprendo de flexibilidad.

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