Gaby es terapeuta y una querida amiga de PHINE, ella, con mucho cariño nos compartió este testimonio en la sesión especial del grupo de apoyo.
Cuando fui invitada a participar con PHINE, me dio una mezcla de emoción con nerviosismo, pues nunca me había detenido a reflexionar cuánto había cambiado la discapacidad mi percepción para ver el mundo. Nunca fui consciente que estudiando para ser terapeuta de lenguaje y aprendizaje, la discapacidad iba a ser parte de mi vida, la iba a complementar de manera inexplicable.
Creo que las personas que nos dedicamos al trabajo con niños somos privilegiadas, pues nos tenemos dos días iguales, como podría suceder en empleos más monótonos; las emociones siempre están en constante cambio: hay momentos alegres y muy activos. Otros muy satisfactorios y algunos totalmente desesperados. El trabajo con niños y personas con discapacidad no es la excepción, sin embargo lo que para mi lo hace total y completamente especial es la cantidad de logros que se acumulan en el camino, logros compartidos, logros que aunque son 100% del niño, la terapeuta, familia y compañeros los hacen suyos y disfrutan en conjunto.
Es inexplicable la felicidad que produce un primer paso, escuchar la primera palabra, descubrir los primeros garabatos que poco a poco se van convirtiendo en letras y palabras.
El trabajar con personas con discapacidad me ha aportado enseñanzas que jamás tendría si hubiera escogido otra carrera, como: aprender que ningún niños es de libro; no existe un límite en los procesos madurativos; cada niño lleva su ritmo, no importa que tanto lo apresure el adulto, él irá cumpliendo los objetivos de acuerdo a su propio desarrollo; no importa que tan tarde lleguen, siempre saben a éxito.
Mi vida ha sido bendecida por maravillosos niños que llevo en el corazón, que me han demostrado el verdadero significado de la perseverancia, de no darse por vencido y seguir adelante sin importar los obstáculos y de siempre sonreír frente a un mundo que en ocasiones no es tan recíproco y empático.
Gracias a PHINE he conocido también padres comprometidos que complementan nuestro quehacer terapéutico. Seguiremos trabajando de la mano, en este descubrimiento que los niños con necesidades educativas especiales nos brindan cada día.