Diego es un niño de 8 años con parálisis cerebral, no camina, ni habla, y asiste a una escuela donde está aprendiendo a comunicarse a través de Comunicación Aumentativa y Alternativa, es decir, usa un iPad para hacerlo
Recuerdo que hace unos meses en su escuela me dijeron por primera vez que hacía travesuras porque no quería contestar con su iPad cuando le preguntaban y simplemente sonreía, yo no creía que lo hacía conscientemente. Posteriormente esto era más recurrente hasta que realmente creí que estaba haciendo travesuras, las maestras me decían que era un gran logro porque se estaba dando cuenta de lo que pasaba en su entorno y sabía que al hacer esto había una reacción de las maestras, quienes jugaban con él con este motivo.
Pues después de que ocurrió varias veces me convencí de este logro, y hasta lo empecé a disfrutar cuando me decían en la escuela que se portaba mal porque no quería contestar. Cuando las maestras me daban la “queja” ,como buena mamá, en el camino de regreso a casa, sólo le decía “Muy mal que no contestaste, a la escuela se va a trabajar” o incluso algunas veces le decía cuando lo dejaba “pórtate mal, has travesuras”.
Sin embargo, hace dos semanas asistí a una reunión con sus maestras donde me informaron sus avances, lo que están trabajando y lo que hay que reforzar, pero también me dijeron que es buenísimo que haga este tipo de travesuras, sin embargo ya no las podían festejar en la escuela, que era momento de poner límites.
Me dieron algunos ejemplos como que en clase de música tiene 10 segundos para mover un instrumento al escuchar su nombre y en una ocasión al escucharlo puso cara muy sonriente y esperó a moverlo hasta que se acabó el tiempo, lo que causó que le quitaran el instrumento. Yo sentí horrible, era la primera vez que alguien lo “castigaba”.
Estuve recapacitándolo, y cada vez que me dicen en la escuela que se portó mal, no puedo evitar ponerme contenta, aunque ya no lo puedo externar con él.
Pero bueno, ahora tendré que esperar a ver con qué logro me sorprenderá.