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Margarita G.

¿Campamentos incluyentes en verano?


¿Qué? ¿cómo? ¿Un campamento para niños con y sin discapacidad?. ¿sólos? ¿Cuándo? ¿Quiénes los cuidarán? ¿irán ustedes? ¿Cuánto tiempo? Suena muy bien, me gusta muchísimo la idea y más saber que ustedes, quienes conocen a María Fermina de toda la vida irán de staff al campamento. Así con ese bombardeo de preguntas y al final con esa confianza, le contesté a Gaby lo que pensaba sobre el campamento que hizo CATIC hace aproximadamente dos meses junto con el equipo de Tomacoco.

Al platicarlo en casa con mi esposo, decidimos que sería una gran experiencia de autonomía para María Fermina pero también sería de gran aprendizaje que Matías, mi otro hijo de 6 años asistiera.

Mientras llegaba el día del campamento en casa íbamos preparando la experiencia, contándoles lo divertido que fue para mi ir de campamento cuando era niña y como aprendí a valorar muchas comodidades que tenía en casa. Matías no podía ocultar la emoción de saber que iría solo sin sus papás, solo pensaba en que no se le olvidara nada al hacer su maleta. Por su lado, María Fermina también estaba emocionada de irse; unos días antes le imprimí la lista de lo que tenía que llevar, fue un ejercicio de lectura y de atención para sacar y guardar sus cosas en la maleta.

Por fin llego el día, en Catic los camiones ya esperaban y junto con ellos las emociones brotaron sin parar. Matías pronto hizo amigos con los hermanos y primos y María le dio mucha alegría al encontrarse con más amigos que asistirían al campamento, mientras yo con un nudo en la garganta sintiendo esa empatía con más papás que igual despedíamos con la mano a esos grandes niños.

El fin de semana transcurrió y en el chat que abrió el staff para comunicarnos, pudimos ver a nuestros hijos felices y sin ningún indicio de extrañamiento a los papás. Solo podía ver la sonrisa de María escalando el muro, Matías en la tirolesa y todas las fotos mostrando ese rostro de inclusión donde niños con y sin discapacidad convivían alegremente.

Recuerdo que varias fotos me conmovieron pero hubo una en especial que es cuando están atravesando el puente, que demuestra por si sola ese ahínco y valor del staff por lograr que sus niños y jóvenes con más compromisos motrices pudiesen vivir al máximo todas las actividades que había para ellos.

Después de escuchar los comentarios y vivencias post campamento que tuvieron todos los asistentes incluidos los hermanos sin discapacidad compruebo una vez más que la convivencia hace derribar tabúes, miedos y prejuicios.

GRACIAS CATIC, GRACIAS STAFF TOMACOCO, GRACIAS MONITORES, GRACIAS GABY Y MARCE.

GRACIAS porque para los papás fue un ejercicio para CONFIAR que sin nosotros hoy y mañana que no estemos, ellos estarán BIEN, por quitarnos el miedo y dejarnos soltar el control, por confrontarnos con ese sentimiento de desapego que tenemos que trabajar todos los días con nuestros hijos con y sin discapacidad.

GRACIAS porque para nuestros hijos con discapacidad fue un aprendizaje que los hizo salir de su burbuja y estabilidad y experimentar más libertad e independencia, por saberse perteneciente a una comunidad que los acepta y los quiere tal cual son y por demostrarse a si mismos que ellos pueden más de lo que muchas veces subestimamos los papás.

GRACIAS porque para nuestros hijos sin discapacidad, saber que también dentro de las diferencias con sus hermanos o primos, hay otras diferencias pero también hay semejanzas que los humaniza, los sensibiliza y los invita a ser más solidarios y compasivos con los demás al tiempo que los ayuda a reconocer a la diversidad como un valor que enriquece a la comunidad.

Nosotros como papás no elegimos este camino de la discapacidad y constatar esa vocación de todos los que participaron en ese proyecto de campamento inclusivo nos engrandece el corazón y nos mueve a seguir creyendo en ellos y en sus grandes capacidades para mover corazones y derribar barreras.

Por eso no queda más que decir que fue una gran experiencia que nos fortalece a todos…Tengo la esperanza de que estas acciones son semilla para sembrar un mañana en el que nuestros hijos puedan cosechar y tener un México más incluyente, más humano y más solidario.

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