Cuando me invitaron a escribir y compartir mi historia dudé en cómo comenzar, pero a la vez me sentí privilegiado y con una gran responsabilidad de lograr provocar inspiración y confianza para el lector pues qué mejor versión que la mía, un sordo que vive con la discapacidad día a día y con la cual, y gracias a la cual ha logrado tener y ser lo que se ha propuesto.
Para contar la trayectoria de vida de una persona, es necesario empezar desde que a la familia le dan la noticia que un miembro de ella ha nacido con una discapacidad, en ellos se detonan angustia e incertidumbre de qué será de su vida con esas desventajas, con esa falta de capacidades "normales necesarias para la vida". Sin embargo, tuve la fortuna de contar con una familia que en lugar de fijarse en ello se enfocó en desarrollar y trabajar las habilidades y destrezas que SI poseía, mismas que han hecho que hoy en día pueda decir que, para jugar básquetbol y representar a la Selección Mexicana de sordos, participando en los Juegos Panamericanos 2003 y en los Juegos Centroamericanos de 2010, ganando en ambos el segundo lugar, SER SORDO ERA NECESARIO.
Pero no, el deporte no es la única opción. En cuestión de educación conté con la firmeza, fortaleza, apoyo y confianza de mi familia y amigos pero también con la oportunidad de los centros educativos que tomaron como reto el incluirme en sus aulas educativas. Hoy en día puedo decir que con mi sordera logré concluir mis estudios enfocándome en lo que SI podía hacer, me gustaba y para lo que era bueno; soy ingeniero mecatrónico egresado de la Universidad del Valle de México.
Bienvenido a la vida real, me decían, y efectivamente, ahora enfrentarse a la búsqueda de empleo en una sociedad poco instruida en discapacidad, pero no podía después de todo lo logrado, tirarme al drama, así que después de una larga carrera de obstáculos logré encontrar un trabajo estable en una institución bancaria. No, no hago llamadas evidentemente, pero sí puedo monitorear cuentas, sólo requiero concentración, responsabilidad, atención y confianza en mi mismo y hecho está.
Y qué pasa con esta otra parte de nuestra vida que NO podríamos realizar. Ser cabeza de familia, tener nuestra propia familia. Pues qué creen, también la tengo. Tengo una hija y una esposa con la misma discapacidad, con sus propias historias.
Así que sólo terminaré diciendo que somos lo que creemos y podemos ser. En nosotros mismos está decidir ser derrotados sin ni siquiera pelear, o luchar y explotar lo que SI tenemos.
Saúl E. Molina Ramos