El viernes 26 de julio se estrenó la película ¿conoces a Tomas?, en la cual el personaje principal es un joven con autismo y su relación con su hermana y el entorno de ella.
Fui el mismo día del estreno acompañada de mis hijas y de mis papás, por solidaridad con el cine mexicano, por curiosidad ante un tema que me es tan personal y por apoyo a las organizaciones que se encuentran detrás de este proyecto.
La película tiene varias líneas interesantes pero la que a mí más me dejó reflexionando es la relación entre Tomas y su hermana Fer. Que en términos generales creo que se puede traducir a cualquier persona con discapacidad y su persona de confianza. A mi hija y a mí.
Antes de que mi hija hablara yo recuerdo que me preguntaban “¿y como sabes que quiere agua?” no sé, yo solo sé. Era mi respuesta. A mi hija yo la leo con la mirada, sé antes de que ella me lo pueda expresar cuando algo la molestó o sorprendió. Sé cómo anticipar situaciones para que sean más fáciles para ella. Sé lo que sí y lo que no. En la película a Fer le pasa lo mismo con Tomás, ella sabe lo que sí y lo que no.
En la película a Tomas lo llevan las circunstancias a estar sin Fer y a experimentar sensaciones nuevas y desconocidas. Y ahí mi reflexión, sin duda las mamás sabemos y debemos confiar en nuestro instinto, pero ¿qué pasaría si nos arriesgamos?, ¿qué pasaría si permitimos experiencias?, aunque nos pueda corroer la angustia. ¿Qué pasaría si alguna vez y solo alguna vez nos aventuramos a aceptar que no sabemos todo de ellos?
Para variar me llevo tarea.