La paternidad con necesidades especiales nos cambia por completo. No se puede negar eso. Porque la verdad es que los primeros años te van a alejar tanto de quien solías ser que ni siquiera te reconocerás nunca más.
Te encontrarás mirándote en un espejo, bolsas debajo de tus ojos, ya sea más pesado, o más flaco, y no te reconocerás. Parece y se siente como si hubieras envejecido cien años. O tal vez estás parado en una habitación llena, sintiéndote completamente aislado y solo, y te preguntas si eres invisible. Te preguntarás cómo tu mundo puede ser tan diferente. Cómo puedes relacionarte nunca más.
Va a desafiar todo lo que sabes. Te cuestionarás a ti mismo. Tu propósito. Tu fuerza. Te preguntarás por qué. Y cómo. ¿Por qué mi hijo?
Va a desafiar tu matrimonio. A tu salud. La forma en que eres padre de tus otros hijos. Incluso tu decisión de tener más bebés. Tu carrera y finanzas. Relaciones. Y no solo con la gente. Con Dios también.
Experimentarás el amor más grande en esta tierra. Y al mismo tiempo me pregunto cómo puede ser tan difícil todo el tiempo. Te avergonzarás por estar triste. Y por extrañar los casi y los 'deberían ser'. ''
Verás la increíble belleza que tiene este mundo también. Casi como si te hubieran concedido acceso a un club especial. Uno lleno de abrazos para siempre, este cerdito, Santa y sonrisas. Celebrarás hitos mucho después de que deberías hacerlo. Y será increíble, no importa cuando suceda.
También ves una crueldad increíble. Y te quitará el aliento la primera vez que te pase. A tu hijo. Crees que estarás preparado. Que volverás con un comentario ingenioso y rápido. Solo que probablemente no lo harás. Intentarás protegerlos del mal. Y luego pasas las próximas noches sin dormir preguntándote cómo puedes vivir para siempre y cambiar el mundo al mismo tiempo.
Al principio sentirás como si fuera una carrera contra el tiempo. Contra su diagnóstico. Harás todo lo que puedas. Tu esperanza será desafiada. Entonces encontrarás aceptación y esperanza realista. Entonces querrás que el tiempo se detenga. Querrás mantener sus cuerpos pequeños. Porque el mundo es más amable con los niños.
Tendrás días en los que juras que no puedes hacerlo más. Donde estás seguro de que nunca será más fácil. Que va a ser así de difícil para siempre. Casi serás incapaz de imaginar un mundo donde estás quieto. Donde no tienes que luchar por los derechos básicos, la inclusión y lo fácil.
Y entonces tendrás los momentos más increíbles. Un momento que hace que todo valga la pena. Tu hijo hará añicos una meta, un hito, algo en lo que han trabajado durante años. Y sabrás que va a estar bien. Porque crees en este pequeño humano y sabes que son dignos, capaces e increíbles.
Vivirás y respirarás esperanza, aceptación y bondad. Y ustedes serán cosidos juntos con fuerza y determinación.
Sí, la paternidad con necesidades especiales lo cambia todo. Te pone de revés y boca abajo. Pero aquí está el secreto que tienes que aprender por tu cuenta. También te vuelve a juntar como la persona que estabas destinada a ser.
Esa es la parte que nos hace afortunados.
Kate Swenson @ Finding Cooper's Voice
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