Quiero compartir con ustedes un poco de lo que he aprendido durante los últimos 6 años, especialmente a los padres que acaban de descubrir que sus hijos tienen parálisis cerebral o retraso en el desarrollo.
Algunos consejos desde el fondo de mi corazón que espero tomen con cariño:
1- Los doctores no lo saben todo. Tú conoces a tus hijos mejor que cualquier doctor y está bien no estar de acuerdo con alguno de ellos.
2- La terapia es importante y debe practicarse de forma generalizada, no sólo durante las sesiones de terapia. Cada ocasión es una oportunidad de aprendizaje.
3- Todos hemos oído el dicho "se necesita un pueblo para criar a un niño" ENCUENTRA TU PUEBLO. No se puede esperar que nadie críe solo a un niño con discapacidad. Un pueblo puede ser cualquier persona que se preocupe por ti y por quien tú te preocupes.
4- No pongas objetivos o expectativas irracionales en tu hijo, pues sólo conseguirás desilusión. Cualquier logro es una victoria por pequeña o insignificante que sea.
5- Mima a tu hijo, los niños con parálisis cerebral no pueden caber en una “caja”, sus bazos y piernas sobresalen. Olvídate del niño perfectamente bien comportado, educado y obediente que creías ibas a tener. Su vida ya es bastante dura, no le impongas las normas de la sociedad.
6- No te sientas ofendido por los demás, la ignorancia no es su culpa, antes de tener un hijo con parálisis cerebral tampoco sabías nada al respecto. Responde a las preguntas que puedas, fomenta la curiosidad y educa.
7- No sientas lástima de ti mismo, se te ha dado la oportunidad de desarrollar una fuerza y una resiliencia que ningún otro padre tiene el privilegio de conseguir y pase lo que pase, serás mejor persona por ello. Además, tus otros hijos crecerán como seres humanos increíbles, amables y compasivos de los que estarás inmensamente orgulloso.
8- Si eres religioso, aférrate a tu fe tan fuerte como puedas porque habrá días en los que la necesitarás, si no eres religioso, llama a tu “pueblo” y obtén fuerzas de ellos.
Espero que estos consejos den fuerza y valor a la gente.
* Por: Stephanie Joy Park
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